Cuando escuchamos el término “prevención de incendios”, la mayoría de nosotros pensamos en extintores y sistema de aspersores, pero para los profesionales del sector de la construcción, va mucho más allá.
La protección contra el fuego en la construcción de edificios debe ser una base fundamental para poder conservar la estructura física del inmueble, evitar daños materiales y la posible pérdida de vidas humanas.
Una prevención de incendios realmente eficaz empieza desde antes de poner el primer ladrillo, incluyendo factores como la selección del lugar de construcción, diseño y materiales. También hay que tener en cuanto otros como los lugares de almacenamiento y, sobre todo, el factor humano como las estaciones de bomberos cercanas.
Es necesario un mantenimiento regular preventivo de las instalaciones de gasóleo, uno de los puntos más propensos a causar este tipo de desastres: controles generales de fuentes de ignición, el manejo seguro de líquidos inflamables y el mantenimiento óptimo de las salidas de emergencia, previa y correctamente planificadas. La instalación de sistemas de rociado, bocas de agua y columnas secas es totalmente necesaria.
Existen varios materiales de construcción resistentes al fuego como el concreto, uno de los más comunes. Es incombustible y tiene una baja conectividad térmica, lo que hace que tarde mucho en prender y propagar las llamas. Es mucho más resistente que el acero, por lo que se usa para reforzar y revestir este metal. También existen variantes de vidrio, yeso y estuco resistentes al fuego.
Y otro ejemplo es el ladrillo. Este se fabrican en un horno, así que son resistentes al fuego por naturaleza. Por ello, se cita como uno de los mejore materiales de construcción para la protección contra el fuego.
La mayoría de las casas en España están construidas con este material, de ahí que los daños de infraestructuras son menores. A ver si aprendéis, americanos, y dejáis de construir las casas de madera.